Este último dejó el cargo en manos del vicepresidente Domingo Pisaca, que dirigió hasta julio de 1956, con José Badía Galván como sucesor. Además, el club decide no seguir contando con los servicios del director deportivo Richard Barral, como tampoco del entrenador Rubén de la Barrera al no llegar a un acuerdo económico, contratando para dicho puesto a Borja Jiménez. Esta filosofía no tiene ninguna validez legal, con lo que no llega más allá de ser una tradición adoptada por el club.