El brasileño cedió para su compañero y el uruguayo, completamente solo, en la frontal del área pequeña y casi a puerta vacía, ni siquiera acertó a rematar. Era el 16 de noviembre, en la inauguración del Estadio Do Dragao de Portugal ante un Oporto que entrenaba Jose Mourinho. Era falta clara por obstrucción de Suárez a Sergio Ramos, pero el árbitro no lo vio así.